lunes, 14 de junio de 2010

Sicofanta, de ayer y de hoy

Sicofantas se denominaban a los ciudadanos de la Grecia antigua que denunciaban todo crimen o delito del que tuvieran conocimiento. Sin la connotación que hoy tendría el "delator" o el "chivato", era un deber de todo ciudadano en aras del bien común. Una figura tan popular y bien intencionada no podía pasar sin los listillos de siempre, que aprovechándose de tan luminosa figura, dieron lugar a los abusos: por despecho, por resentimiento, por ánimo de lucro.... A través de la acusación interesada se movilizó toda una industria parasitaria en el sector terciario. La falsa denuncia oportunista convirtió al sicofanta en un "perro de pueblo" (Demóstenes). Los ricos eran carne de cañón para ellos pues, según Isócrates haciéndose eco por boca de un cliente:

los tribunales no fallan siempre según había derecho a esperar, y el azar más que la justicia es lo que regulaba las decisiones de los tribunales
Y añadía:

mejor pagar para librarse de una grave acusación que exponerse a los perjuicios que de ella puedan sobrevenir.

Hoy diríamos: tú denuncia, que algo queda. Entre los ricos estragados podemos citar a Charmidas
, al que le hicieron la vida de rico tan difícil que, deviniéndose luego en pobreza, se congratulaba de la dicha de este revés de la fortuna.

Como denunciar un crimen contra la riqueza del Estado era de interés social, la ley estipulaba que se pudieran hacer ciertas acusaciones sin riesgo para el acusador, lo que incrementaba la audacia y la impunidad de los sicofantas.

Los
sicofantas constituyeron una auténtica plaga, no sólo de Atenas, sino de todas las democracias griegas. Aristóteles cuenta que ricos de varios Estados como Rodas, Heraclea, Megara..., siendo carne de cañón de los sicofantas, se unieron y conspiraron con el fin de derrocar al Gobierno popular.

No creo necesario decir cual es el perjuicio derivado de tantos recursos, siempre limitados, malgastados en beneficio de tanto sicofanta e industria anexa.

Para despistados y despistadas: Sicofanta es de género masculino, y viene del latín sycophanta, y este del gr. συκοφάντης (sykophántes), de sykon, higo, y phaíno, descubrir. Era el nombre que se les daba a los contrabandistas de higos. En el diccionario de la RAE, viene como "impostor, calumniador". Sólo en masculino, al menos de momento.

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