martes, 27 de abril de 2010

Sueños de Vetusta

Creo que los fans y disfans de Gabino de Lorenzo, regidor municipal de la heroica, invicta y muy leal ciudad de Oviedo, sabrán apreciar el valor documental e ilustrativo de las diapositivas que dejo aquí, amén de su gran interés erótico-festivo, que diría el Señó Casamayó.

jueves, 22 de abril de 2010

La verdad como construcción (invención)

A estas alturas, creo ya que esa cosita que tengo ahí abajo me ha condicionado. En la temprana adolescencia, recuerdo haber hablado con un amigo sobre eso que hacían los mayores de meter su badajo en campana ajena, y llegamos entonces al acuerdo de que nosotros no íbamos a pasar por ahí, que eso de coger la cosita y extrañarla en otra, nanai de la China. Luego, no sé muy bien ni cuándo ni cómo, lo que queríamos era, precisamente, extrañarla, hacer sonar la campana con el badajo. Pienso en eso del género como construcción, y de los elaborados discursos que realizan sus adalides, como por ejemplo Beatriz Preciado, que en la atalaya de su intelectualidad se esfuerza denodadamente en racionalizar sus deseos. En pro de esos deseos, se adereza de testosterona "porque le sienta bien". Imagino que Bea sentía ya muy tempranito llamadas que no eran las propias de la imposición cultural, y trató de darle coherencia a su cuerpo y a su mente. Elabora entonces un discurso de una rotundidad racionalista que podría compararse a los esfuerzos reestructuralistas de cualquier clase de fundamentalismo. De hecho, la raíz, tanto da que hablemos de Santo Tomás o del mulá Patatín, es la misma, salvando las diferencias. El mulá fundamentalista odia la vida, y por tanto cualquier celebración vital.

En febrero de 1949 Qutb ingresó en el hospital de la Universidad George Washinton para que le extirparan las amígdalas. Allí, una enfermera le escandalizó al enumerar las cualidades que buscaba en un amante. Él ya estaba prevenido contra el comportamiento atrevido de la mujer estadounidense, "que es plenamente consciente de los atractivos de su cuerpo, de su cara, de sus ojos excitantes, sus labios carnosos, sus pechos turgentes, sus nalgas redondas y sus piernas suaves. Lleva colores vivos que despiertan los instintos sexuales prrimarios, no oculta nada y añade una risa incitante y una mirada atrevida". No es difícil imaginar que debió de ser un blanco irresistible para las bromas de tipo sexual.
La Torre Elevada, Laurence Wright. Debate
Late dentro de nosotros un deseo al que necesitamos darle sentido. Unas veces reinventamos nuestro pensamiento tildándolo de construcción cultural, que es una forma de extrañamiento, y entonces nos incorporamos a una vía a la que pronto se apuntan los que ven causa común. Otras preferimos dejar el pensamiento intacto y cambiamos, si nos deja la tecnología, nuestro cuerpo, quitándonos badajos o poniéndolos de plástico. El que ese esfuerzo mental llegue a un punto de reposo, dependerá de la congruencia que nuestro cuerpo tenga con nuestra mente. ¿Un pene de plástico se parece a uno real? No, sí, depende de lo que la mente sea capaz de distorsionar, es decir, de cohesionar. El caso es mentirse, y de aquí mentir a los demás, y acordar que nadie miente, y que se es sincero, y se es como se es. Y decirlo todos juntitos y en voz alta, a poder ser con celebraciones de júbilo o, en su defecto, de rabia. La verdad es, pues, una invención mental.

martes, 20 de abril de 2010

Emily Smith y Mor Karbasi (pedacitos de vida)

Tarde, tenía anotado en un borrador de diciembre de 2009 el siguiente post. Curiosamente, lo tenía completo, no he hecho más que revisarlo soméramente y lo publico ahora, porque me apetecía hacer honor a estas cantantes, y por ende a quienes tuvieron a bien traerlos a través de la Obra Social y Cultural de Cajastur.
Habiendo asistido a un concierto de Emily Smith, voz y piano -Kevin MacGuire, contrabajo. Jamie McClennan, violín y guitarra-, en el que tuve el placer de disfrutar de un paseo de sensaciones y pensamientos tan amalgamados a la vida que no sería justo hablar de felicidad. Qué difícil es encontrar ya esa felicidad ingenua, y ya parece que una cierta melancolía telúrica impregna ya casi cada momento. Para aquellos a los que el mundo musical es plano, la música no debe de ser más que cualquier objeto de consumo, tan prescindible y caduco como el capricho lucrante de los artificieros de la moda, lo que les hace pasar por la superficie de las cosas sin conocer esas cualidades aromáticas que las distingue de una mera novedad.

A Emily Smith tuve el placer enorme de escucharla el miércoles, 9 de diciembre. Pero antes de comentar a la Emily, no puedo más que aprovechar este momento para hablar de Mor Karbasi, que bajo la etiqueta World Music, uno no sabía lo que iba a ofrecer. Pues Música, con mayúsculas. El resultado global de la música de la Karbasi es realmente bonito: canta maravillosamente, y ya es un placer escucharla a capela, que pareciera que con su voz desgarrara el velo de la contención y nos hiciera sentir casi miedo: miedo al beso te que cala, miedo a la sed de amor inaplacable.


Tiene una riqueza con resonancias mediterráneas, crisol de lenguas, sexos y, sí, de espadas, también. Aunque lo que se puede escuchar en la web no le hace justicia a lo que te llega en directo..., dejo algo como ilustrativo de este post.




You tube no le hace justicia a Mor Karbasi, Puedo dar fe de que su directo es magnífico, la emoción bulle en cuanto la vibración de su voz te llega. El aspecto físico de la Karbasi, unido a su adecuada indumentaria, acompaña gozósamente la escenografía, de forma que nuestra atención capte todo ese universo musical como un destilado de una larga tradición que se deja enriquecer de aromas transeúntes a lo largo del tiempo. Así, asistimos a una mezcla de primitivismo y refinamiento que nos hace vivir la modernidad desde raíces arcaicas. De alguna forma, pienso que para disfrutar de la música hace falta tener infancia musical, y no me refiero a la edad. Tal vez mucho del éxito de tanta mala música comercial se deba la ausencia de pasado musical. Quizás, de alguna forma, esta ausencia nos hace parecernos a un androide: sin pasado, malamente programado, "práctico", incongruente, frío, programable en sus gustos -"alienado"-, sin ambición en desarrollar su individualidad (¡ah!, el peligro a la soledad), obsesivamente condicionado por integrarse en la multitud ensordecida que arrampla con todo lo que le hace detenerse del estrépito ¿extático? En este sentido, el aspecto físico de la Karbasi, nos recuerda que la música va de sentimientos, de amores, de penas y alegrías, nos recuerda, en fin, que esta música tiene sexo, sonrisas y lágrimas. No seré original si digo que estas músicas están anegadas de sensualidad, lo que no quiere decir que la falta de ella produzca, necesariamente, mala música.

Podría servir en You Tube el siguiente vídeo como muestra
youtubera de las cualidades vocales de la Karbasi:





No conocía a ninguna, ni a Emily Smith, ni a la Karbasi. Habiéndome llevado tan agradable sorpresa con la segunda, me preocupé de asistir al encuentro de la Emily.

Ambos conciertos resultan variados, por la variaciones instrumentales y temáticas. Emily es un gusto para el alma, y para el cuerpo. Además de cantar con ese punto de emoción que distancia el directo de las grabaciones burocráticas, usa aquí el acordeón, allí el piano o un instrumento de percusión que agitado con la mano rítmicamente da una sensación lindísima de movimiento en algunos temas (en la canción que pongo abajo, Sunset Hymn, lo tiene en la mano, aunque no se percibe apenas su sonido en la grabación). Me recordó a ese chin, chin, chin swingueante que con el platillo de la batería se puede escuchar en muchos temas de jazz.

El uso de un contrabajo, en lugar del bajo eléctrico, le da una resonancia especial. La guitarra acústica tiene un sonido inmejorable, este músico también tocaba el fidle -violín- y el whistle -flauta-, y en todas las ejecuciones ha contribuido a darle nuevos colores, nuevos paisajes emocionales. Tal vez el tema Sunset Hymn (letra) es el que más me gustó, y tengo una sensación, habiéndolo disfrutado en directo, de haberme asido a un pedacito de vida:






Otras veces apetecía salir a bailar:





Pero se puede escuchar por el placer de esuchar... No hace falta ser musicólogo para ver en este folk raíces comunes con el llamado Country and western, y con el country en general de los Estados Unidos de Norteamérica, por no citar otras obviedades.

En la web de Emily pueden escucharse algunos temas.

A veces, mirando atrás, pienso que siempre nos estamos perdiendo en la superficie de la aparente novedad, y por ello, por mi sinceridad con mis propios sentires, por un sentido autocrítico, inconformista, también, siempre he ido hacia atrás, hacia las raíces, sin saber realmente por qué lo hacía. Luego, al regresar, puedo apreciar la verdadera novedad, no la que interesadamente nos tratan de hacer desde afuera. "Están en su derecho", pero si quieres ver más, tienes que indagar dentro de ti, dentro, en suma, de los demás. Demases como la Mor Karbasi, o la Emily Smith.

viernes, 16 de abril de 2010

Tapping guitar

Y yo que pensaba que la técnica del tappin en la guitarra no había ido más allá. Me encuentro entonces con Zack Kim, que hace versiones de diversos temas. Me sorprendió escuchar el Aria de las Variaciones Goldberg utilizando esta técnica y dos guitarras:




Casualmente me encuentro a un niño, Sungha Jung, utilizando esta técnica con una guitarra acústica. Hacia el minuto 2:15 cambia a la técnica normal para, finalmente, volver al tapping.

¡Ah!, los niños, por qué algunos nos darán tan malas noticias. Yo con este me parto de risa, y eso tiene mucho mérito. Hace poco vi un documental que es una dechado de emoción, se titula El Barrio Rojo (Calcuta), y con los niños lloras, y ríes, y lloras... Merece un post aparte.

Aquí dejo a este niño prodigio enfrascado en una versión del popular Canon de Pachelbel:



Pero no me digan que no es para emocionarse con este muchacho. Les recomiendo escucharle en el Moon River de H.Mancini, aunque es un tema triste donde los haya, se agradecen las imágenes. A veces, la vida puede ser hasta buena.

Descubro otro tappinero que se llama Adam Fulara. Dejo a continuación un tema pop que me ha recordado una época, el Just the two of us, de Grover Washington Jr.



Me hacen gracia algunos comentarios, por ejemplo, respecto a una versión de la Variación Goldberg número 18 más bien intrépida:



Adam Fulara responde irónicamente a quien le hace un reproche a su interpretación:

Could you do one little thing for me? If you stay in touch with Johann Sebastian, please ask him how he used vibrato and bends playing clavichord (klawichord). Could you do that for me? Thanks a lot.
O este otro:
Questionable by performing tradition which is created 100 year after Bach's death. Where Bach have used pitch bends playing clavichord - do you know? I don't ;)
En un post de enero de 2009 dejé una versión del Over the rainbow a cargo de Stanley Jordan, el cual, como es sabido, usa de esta técnica del tapping.

jueves, 15 de abril de 2010

Amor patológico


El amor, la maldad, la bondad, es una cuestión de grados. Veo una noticia titulada Condenada por exceso de amor, en la que la madre y los abuelos de un niño son condenados a penas de cárcel por la enfermiza "protección" con que le maltrataron. En ese mundo feliz en el que vivía el niño, imagino que la única opción de vida sería una suerte de alquimia intrauterina que revertiera el proceso de desarrollo hasta volver al gameto minúsculo que, supondría su madre, terminaría sus días a la par que ella.

El niño era fruto de una relación en la que el padre se había separado al poco tiempo de nacer el crío (fíjense que lo único que dice es que él se ha separado de ella, no sabemos detalle alguno, pero nos indica que él es el agente, y ella la paciente). Es ya normal que no se indague sobre este aspecto, y uno se pregunta si ha habido algún interés por tener la custodia del niño o simplemente lo dejó como una cuestión imposible en una cultura sexista que le da a priori la guarda y custodia a la mujer. En todo caso, lo enfermizo de la familia de la madre ya se muestra en que el padre del niño tan solo ha conseguido verlo ¡tres veces en 13 años!, y siempre a escondidas. Cuando se percató de que con siete años era incapaz de andar o de subir las escaleras, decidió llevarlo a los tribunales. Finalmente, nos dice la noticia que el niño "odia a su padre", al que culpa de sacarle de esa situación idílica.

Lo que sí parece claro es que él ha hecho muy bien en "separarse de ella", porque aquello no debía de ser muy alentador, orgasmos aparte.

La felicidad es una cuestión de hábitos, supongo.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.