sábado, 17 de enero de 2009

Enrique Bunbury y las orquestas de verdad (más una reflexión "rock")

Veo en un programa de televisión, que hipotéticamente se dedica a promocionar la lectura, a un tipo que lamento no saber, inicialmente, quién es. Veo alguna portada de un libro con el nombre Bunbury, y lo anoto. Hoy veo en un momento el vídeo Aunque no sea contigo y, acostumbrado a escuchar incoherencias o sinsentidos entre lo dicho en las promociones y lo hecho en las grabaciones, me encuentro con una orquesta latina ¡real! Quiero decir que agradezco las congas, el trombón, las voces a coro y doblándolo, etc., todo de verdad. Y es que me da cosa que haya músicos en paro porque a tantos les dé tres cuartos de lo mismo oír samplers y demás ralea tecnológica que escuchar a buenos músicos...



No conocía -conscientemente- a Enrique Bunbury, y ya me pregunto si este vídeo no será un señuelo que muestra un buen directo, según el criterio antedicho, y luego en disco, ¡o incluso en vivo!, vuelves a la máquina por la máquina y a decorados de Hollywood..., oséase, Becerros de oro. Personalmente no es que me afecte, directamente, digo, pero eso es otro asunto. El vídeo parece realizado en algún teatro. El final me parece magnífico, me recuerda alguna película con música de Ennio Morricone, ¿puede ser?... Es una asociación inmediata, un ramalazo sin pretensiones, ¡si algún amable me ayudara o corrigiera!... Un punto al director o realizador del vídeo.

Interesante reflexión

Bunbury planteaba una cuestión: el rock se asocia a una actividad "juvenil", por no decir infantil o tal vez adolescente. Venía a decir que buscaba un rock que vaya con su tiempo, que, en suma, un artista de rock de 50 años de edad expresara a través del arte, sentires de un tipo de su edad, y no una permanente adolescencia con faz más o menos arrugada, o con liposucciones y liftins, tan al uso en estos medios.

Me pareció interesante la reflexión, de la que dejo aquí constancia, porque me encantaría que la madurez y la inteligencia no fueran reñidas con ningún estilo. Me hizo gracia Enrique Bunbury, ataviado más o menos como se le puede ver en el vídeo, sombrero incluido. Como una especie de gitano transeúnte dibujado por Gabriel García Márquez en Macondo (Cien años de soledad), perdonen la asociación. ¿Gitano de primera generación o de la siguiente? Porque creo recordar que no eran de la misma idiosincrasia, que se dice. No lo conozco lo suficiente para saberlo.

En el programa hablaban de la creatividad, de la creación, y ese es un tema interesante para mí, que tanto sueño, yo, que tan creativo soy en sueños de los que luego no me acuerdo... Esto también salió... El comentarista mentó el caso de Joaquín Sabina, que al parecer estuvo no sé cuánto tiempo con pánico a enfrentarse a un público. Le sugirieron pintarse los testículos de rojo... Y lo superó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que Bunbury es todo un personaje... Se ha inventado de arriba a abajo y no tiene ninguna pega en reconocer que disfruta siendo una estrella de rock tal cual, sin caer en ese normalismo que todo el mundo quiere vender. En fin, aunque no soy una gran fan, tengo cierta debilidad por él. Su dúo con Raphael, en el aniversario de los 50 años del divo en escena, tiene algo de gran guiñol que me deja totalmente atrapada.
En cuanto a la adolescencia y el rock&roll, supongo que siempre irán bastante de la mano y no me parece mal. Aunque también hay ejemplos de grandes rockeros sabios que hacen de su senectud todo un rango honorario: Neil Young, Tom Waits, of course Dylan...

Sensaciones dijo...

Ahora que te leo caigo en la cuenta de que lo vi algo en la televisión con Rafael..., de algo me sonaba a mí.

Respecto a su evolución, vi por ahí una frase de él que decía algo así como que "necesitaba un público que le hiciera crecer como músico...", contrariado por la agarrada que tuvieron sus fan(áticos) del sonido Héroes del Silencio -de eso me sonaba la voz, claro-. Por lo visto le tiraron un adoquín en un concierto en Zaragoza que le dejó, anímicamente, fatal...

La verdad es que, en cuanto a lo de la edad, me sorprende lo difusa y etérea que es la palabra "rock", que de alguna manera parece que lo coge casi todo (cuando el vídeo de "música rock" no tiene na)...

Y ya ves qué nombres citas, cada uno un capítulo aparte... Y Sabina, en España. En sus canciones hay de todo, y una evolución, en general, a sonidos fusión, canciones en las que hasta se oye el tres cubano, etcétera.

Me trae a mientes cuando Joni Mitchell se quejaba porque con su grupo le resultaba todo repetitivo, "¿por qué no variar, expandir?", venía a decir... Fue cuando se fue por otros derroteros de los que le advertían "vas a perder a tu público"...

"Venderse", crear... Bunbury tenía una lucha, por lo visto, en ese terreno. Hace poco leía sobre Herbie Hancock que había decidido allá por no sé qué año "hacer feliz a la mayor cantidad de público"... A muchos no les hace "felices", pero la democracia... Y más recuerdos me vienen de una etapa de Dave Holland (contrabajo)... ¿Buscas la felicidad?, pero identificamos aquí "felicidad" con "cantidad de público"..., es decir, "felicidad" con "entretenimiento"... buf.

Sabes mucho más de él que yo, seguro. Gracias por tu aportación, Perla.

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