domingo, 1 de marzo de 2009

La Tensión del Sentido de la propiedad y el relax de Back to the Land


Cuando llegué al Swing el sábado 28, como de costumbre, busco un lugar en el que poder sentarme tranquilamente, aunque sea tras una columna que me impide ver a los músicos. Lo habitual es encontrar más o menos sitio libre -a veces no-. O mejor dicho, ocupado por chaquetas, etcétera. Este sábado me acerqué al lugar que suelo ocupar, había una chaqueta encima, y le pregunté a la pareja que estaba al lado si podía sentarme en ese lugar. Siempre me encuentro con la misma situación: miran desconcertados, como si tuvieran todo el derecho del mundo a ocupar los asientos en exclusiva, como si uno fuera un impertinente. No suelo dejar mucho opción: con toda la educación del mundo doy por hecho que tengo derecho a ocupar un sitio, dentro de un contexto en el que hay espacio suficiente. Entonces la chica me dice que la chaqueta no es de ellos. Ésta estaba en el extremo. Más allá había una esquina en la que hay sitio para sentarse, pero la gente la utiliza para dejar sus chaquetas, etcétera. Al parecer estos objetos exigen mucho espacio, no se les puede comprimir, son algo así como sólidos ideales perfectos. Dentrás mío aparece el dueño de la chaqueta, que yo ya había tomado para colgar en una silla plegada mientras buscaba su posible dueño. No tuvo mayor problema y me dijo que la dejará allá -en la esquina-. Me siento en su lugar. Estoy pegado al hombre de la pareja. Un tipo con aspecto de tener carácter -pero lo dudo-, más alto que yo. El tipo me dice que si me puedo poner más allá, ellos sin desplazarse lo más mínimo -tenían espacio de sobra hacia la esquina-. Le digo que estoy al límite, que si hacen el favor de desplazarse ellos. La chica me hace una mención a que la otra parte está ocupada por las chaquetas. Les digo -en todo momento muy educado aunque serio- "creo que tengo derecho a sentarme, ¿no?, hay espacio hacia allá". Consigo que se desplacen lo suficiente como para que no nos toquemos. Y me dejo llevar por la música. Al cabo de un rato, unos pocos temas, deciden irse. Percibí algo de tensión en el hombre -que es el que estaba más cerca de mí-, pero me centré más en la música, y en la situación inevitable de que tanto ese día como el anterior Isabel hubiera disfrutado también.

Resulta turbador la facilidad con que las personas buscan problemas cuando ocurre..., lo que ocurre.

Recordé un día en que dejé el coche en una plazoleta pública, un aparcamiento de uso público delante de una iglesia pequeña. Iba a comprar unas cosas en un supermercado y cuando volví al coche, en medio, impidiendo el acceso a cualquier vehículo que intentara entrar o salir, había un auto con una pareja y un hombre de mediana edad charlando. Tras colocar mis cosas en el auto, les digo que si por favor pueden dejarme salir. Los del auto miran desconcertados, como si estuviera pidiendo algo fuera de lugar. Veo que van a hacerlo, y al tiempo oigo al hombre, que recuerdo que tenía barba, "no hagáis caso, no hagáis caso". Me quedé de piedra. Tras un titubeo en el que les digo que si no apartan el vehículo no puedo salir, acceden a apartar el auto. Al pasar con el coche, con un cabreo impresionante, conteniéndome, le digo desde el puesto del conductor al barbas que si pasaba algo. Me contestó con no recuerdo qué gesto desconcertado -porque me veía cabreado- y chulesco, y muy alterado le dije "¡¿es tuyo el coche?!", contestó algo así como "parecido", mostrando un gesto de desprecio mientras apartaba la mirada a un lado, y la mujer de la pareja me dijo algo así como "salga, salga" haciendo gestos con la mano cual guarda de tráfico.
No alcanzo a comprender estas situaciones. La primera se basa en que todos queremos tener nuestro espacio vital. Comprensible, pero de ahí a que no dejes ocupar asientos en una actuación en público. Recuerdo haberles dicho que eso no era una sala de conciertos, que no eran butacas pagadas. Por otra parte, se quedaron dos chicas y un chico que estaban con ellos -comprobé luego-. Con estos no tuve ningún problema.

La noche anterior, del viernes, había dos chicas, una de las cuales hablaba hasta por los codos, de "economista", de "tesina", de no sé cuántas cosas más sobre conocidos, amistades o lo que fueran. Mientras, Marco Martínez Quartet tocando maravillosamente. Las chicas -al menos a la que hablaba tanto- mostraron cierta turbación porque ocupase mi sitio -en absoluto ocupando su espacio vital-, simplemente pedí permiso por cortesía. Cuando llegó más gente buscando un hueco, la parladora misma sugirió a la otra con una mirada cómplice que si se iban... Afortunadamente se fueron.

¿Pero no es un lugar público? No entiendo el acendrado sentido de la propiedad que tienen muchas personas sobre cosas públicas. De todas formas, hay que decir que no todo conflicto, cortesía, Count Basie, cura, Dizzy Gillespie, Isabel Uria, Mickey Rocker, párroco, Ray Brown, Sentido de la propiedad, el mundo es así, y por supuesto hay de todo, claro.

Por otra parte, siempre que veo actitudes así pienso, también, en personas reprimidas...
El barbas que jaleaba a la pareja para que no apartara el coche que obstaculizaba la salida resultó ser, según comprobé por casualidad días después, ¡el párroco de la Iglesia!...
Voy a dejar un tema tranquilo -pero intenso-, dado que el tema de este post habla de la tensión artificial que crean gentes que lo único que tienen de "educadas" son determinados gestos más menos característicos de pijos. Hum.


Count Basie al piano, Dizzy Gillespie tocando la trompeta de una forma nada usual en él, a la batería de Mickey Rocker y al contrabajo Ray Brown en una versión que yo mismo pasé de un vinilo hace algunos años. La grabación original creo que es de finales de los setenta. Un vinilo que Isabel me hubiera devuelto en su semana trágica... La imagen superior corresponde a la portada de la versión cd que se puede ver en la web. Tonalidad aparte, es la misma imagen.

5 comentarios:

Frites dijo...

Toda la razón estimado, la gente suele andar muy irritable. En fin, como dice el dicho: "es fácil amar a la humanidad, lo complicado es con el prójimo". Saludos...

Viandante dijo...

De pronto hasta se molesta conmigo, pero como esto es un espacio público, me siento con derecho de escribir lo que se me de la gana. Nada más le quiero sugerir que sea más tolerante, no haga tantos corajes, deje que cada quien haga lo que más le plazca.Ya sé que yo no soy el mejor ejemplo, pero recuerde el sabio dicho: Haz como digo, no como hago.

En fin, a las chaquetas y a los duenhos, que les den! Haz como si no existieran, hasta te puedes divertir más.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Viandante, no entiendo su primer párrafo... lo de molestarse... (???)

Respecto al segundo, bueno, sólo busco donde sentarme, nada más... Yo no veo problema, pero algunas personas sí.

No sé si es que no me expliqué bien. ¿O tal vez debería de irme porque ellos no quieren que nadie ocupe un lugar en sus cercanías...?, ¿Tengo que quedarme de pie porque esas personas son propietarias de un espacio que ellas definen?...

Otras cosas tengo que hacer "como si no existen", qué remedio -el humo del tabaco, el parloteo incesante-. Pero no es una opción. Yo las tengo que "tolerar", pero ellas a mí..., al parecer no.

En el último post, cito una situación viendo Las uvas de la ira en cine. Gracias a la "no tolerancia" del señor que cito delante de mí, pudimos, los que vamos a ello, ver la peli...

"Tolerancia", qué palabra más enigmática. ¡Qué significará esa palabra!

Saludos.

Viandante dijo...

Hola,
Pensé que te había respondido, pero creo que nunca publiqué lo que escribí. Me parece que todo ha sido un malentendido, te he ecsrito en un tono inapropiado (como si me conocieras de anhos y mis bromas te puedieran alcanzar así sin más). Me disculpo.
Mi intención era decir que estoy de acuerdo contigo, que la gente a veces piensa o actúa de un modo muy extranho cuando se trata de compartir espacios públicos. Trataba también de decir, que te sientes a la mesa donde te plazca (con tus normas de cortesía, como bien indicas) y a quien no le guste, pues que coga su chaqueta y se marche.
Es cierto que es un tema cultural, en muchos países lo de compartir es normal, en otros no.
Espero que todo vaya bien y no te hayas enojado con mi torpeza. Un saludo

Sensaciones dijo...

Hola Viandante.

No, enojarme no, ¡qué va! Pero no entendía.

Respecto al tono, bueno, yo peco de espontaneidad, con frecuencia, y eso me hace perder, a veces, las formas. Así que mucho tendría alguien que pasarse como para molestarme por eso.

Ayer estuve en un pueblo, y cuando me presentaron a un lugareño, chocamos las cinco y le dije "encantado". Él me contestó que no me iba a decir "mariconadas" de esas como que estaba encantado... Le dije -con una sonrisa (triste)- que yo estaba algo así por la ciudad... Y tan amigos.

Las formas son importantes. Pero no lo más importante para mí. Depende del contexto, ¿no?

Un saludo grande.

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