lunes, 22 de diciembre de 2008

Cuando el viento silba, de Bryan Forbes.

Lunes 22, he visto una película deliciosa, Cuando el viento silba (1961), Whistle down the wind. De principio a fin disfrutamos de planos bellísimos, en blanco y negro contrastado. Continuamente se respira una mezcla de humor y tensión. Hubo momentos en los que se notaba en el ambiente las ganas de reírse abiertamente con las acciones de los niños, en algún momento incluso se oyeron los habituales chisteos. No me explico cómo no conocía esta película tan bella. Según la Wikipedia ganó tres premios de cine: mejor película, mejor guión y mejor actriz. Así que no parece que sea una película poco comercial -en su momento-.

El señor que hace algún comentario previo a estas películas, lamento no saber su nombre, estando al fin y al cabo a mano, comentaba que sólo la emitieron un sábado, allá por los Ochenta, y no volvió más.

En general, pienso que es un error tratar de
explicar las películas -y las novelas, etc.-. Desde mi punto de vista, este señor cae un poco en este error. Se limita la mirada, la sensibilidad a través de un análisis que siempre es subjetivo. Creo que sería más enriquecedor que solamente se mostrasen datos del contexto, situacionales, pero no valorativos (por tanto limitativos).

La inocente mirada de los niños me hizo pensar en la fe y el amor, me dije "el amor es una mirada distorsionada de la realidad". Visto así, el amor es una necesidad para pisar en tierra fría y hosca. Lo
real se vuelve afectivo, cálido, humano. A su vez, es maravillosa la forma en la que la historia te lleva a sentirte, en parte, en la piel del fugitivo, que de alguna manera termina transformado por la mirada llena de amor de Kathy. Todo es mostrado en lenguaje cinematográfico, planos, miradas. Nada de recurrir a explicaciones. Pura sensibilidad.

Me parece una película imprescindible..., palabra de cateto cinéfilo. Una película que hay que ver limpio, sin presupuestos previos, con toda la sensibilidad atenta. Siempre que veo estas películas o actuaciones pienso "cómo no habré avisado a..." Sobre todo lo pienso porque no es "difícil", creo, y me parece que simplemente con dejarse llevar, se disfruta. Sólo hace falta dedicarle el momento. Pero claro, ¡yo qué sabía! Uno va experimentando, arriesgando(?), y se encuentra con estas obritas de arte. Es emotiva y ligera a un tiempo. Fácil y profunda a la vez, bendito Séptimo Arte.

Si sois capaces de ver esta película con la limpieza y la atención que yo tuve, garantizo diversión y la emoción. La acción no decae en ningún momento, el ritmo que tiene es magnífico, lento pero con gusto, sin prisas. En cuanto termina una secuencia entretenida, pasamos a otra, y el aburrimiento no aparece por ningún lado.

Después de verla, me vino a la mente la frase
El amor es la más hermosa de las mentiras.

Pareciera que una película con una sinopsis como la de la presente podría caer en la ñoñería,
pero creo que esta película está tocada de la gracia del arte, y no se puede reducir con estos parámetros. Sugiere mucho más, en su sencillez, y requiere lo dicho: una mirada limpia.

Tres medidas de humor, una de tristeza, cuatro de belleza, música perfectamente ensamblada para remarcar y definir la acción. Sumando me salen 3 + 1 + 4 = 8 medidas, siendo tacaño. Sólo le faltarían dos medidas para el diez. Añádanle lo bien rematada que está, la ausencia de rodeos innecesarios, en fin,
Bocata di cardenale, ¿se dice así? Eso.

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