Tarde, tenía anotado en un borrador de diciembre de 2009 el siguiente post. Curiosamente, lo tenía completo, no he hecho más que revisarlo soméramente y lo publico ahora, porque me apetecía hacer honor a estas cantantes, y por ende a quienes tuvieron a bien traerlos a través de la Obra Social y Cultural de Cajastur.Habiendo asistido a un concierto de Emily Smith, voz y piano -Kevin MacGuire, contrabajo. Jamie McClennan, violín y guitarra-, en el que tuve el placer de disfrutar de un paseo de sensaciones y pensamientos tan amalgamados a la vida que no sería justo hablar de felicidad. Qué difícil es encontrar ya esa felicidad ingenua, y ya parece que una cierta melancolía telúrica impregna ya casi cada momento. Para aquellos a los que el mundo musical es plano, la música no debe de ser más que cualquier objeto de consumo, tan prescindible y caduco como el capricho lucrante de los artificieros de la moda, lo que les hace pasar por la superficie de las cosas sin conocer esas cualidades aromáticas que las distingue de una mera novedad.
A Emily Smith tuve el placer enorme de escucharla el miércoles, 9 de diciembre. Pero antes de comentar a la Emily, no puedo más que aprovechar este momento para hablar de Mor Karbasi, que bajo la etiqueta World Music, uno no sabía lo que iba a ofrecer. Pues Música, con mayúsculas. El resultado global de la música de la Karbasi es realmente bonito: canta maravillosamente, y ya es un placer escucharla a capela, que pareciera que con su voz desgarrara el velo de la contención y nos hiciera sentir casi miedo: miedo al beso te que cala, miedo a la sed de amor inaplacable.
Tiene una riqueza con resonancias mediterráneas, crisol de lenguas, sexos y, sí, de espadas, también. Aunque lo que se puede escuchar en la web no le hace justicia a lo que te llega en directo..., dejo algo como ilustrativo de este post.
You tube no le hace justicia a Mor Karbasi, Puedo dar fe de que su directo es magnífico, la emoción bulle en cuanto la vibración de su voz te llega. El aspecto físico de la Karbasi, unido a su adecuada indumentaria, acompaña gozósamente la escenografía, de forma que nuestra atención capte todo ese universo musical como un destilado de una larga tradición que se deja enriquecer de aromas transeúntes a lo largo del tiempo. Así, asistimos a una mezcla de primitivismo y refinamiento que nos hace vivir la modernidad desde raíces arcaicas. De alguna forma, pienso que para disfrutar de la música hace falta tener infancia musical, y no me refiero a la edad. Tal vez mucho del éxito de tanta mala música comercial se deba la ausencia de pasado musical. Quizás, de alguna forma, esta ausencia nos hace parecernos a un androide: sin pasado, malamente programado, "práctico", incongruente, frío, programable en sus gustos -"alienado"-, sin ambición en desarrollar su individualidad (¡ah!, el peligro a la soledad), obsesivamente condicionado por integrarse en la multitud ensordecida que arrampla con todo lo que le hace detenerse del estrépito ¿extático? En este sentido, el aspecto físico de la Karbasi, nos recuerda que la música va de sentimientos, de amores, de penas y alegrías, nos recuerda, en fin, que esta música tiene sexo, sonrisas y lágrimas. No seré original si digo que estas músicas están anegadas de sensualidad, lo que no quiere decir que la falta de ella produzca, necesariamente, mala música.
Podría servir en You Tube el siguiente vídeo como muestra youtubera de las cualidades vocales de la Karbasi:
No conocía a ninguna, ni a Emily Smith, ni a la Karbasi. Habiéndome llevado tan agradable sorpresa con la segunda, me preocupé de asistir al encuentro de la Emily.
Ambos conciertos resultan variados, por la variaciones instrumentales y temáticas. Emily es un gusto para el alma, y para el cuerpo. Además de cantar con ese punto de emoción que distancia el directo de las grabaciones burocráticas, usa aquí el acordeón, allí el piano o un instrumento de percusión que agitado con la mano rítmicamente da una sensación lindísima de movimiento en algunos temas (en la canción que pongo abajo, Sunset Hymn, lo tiene en la mano, aunque no se percibe apenas su sonido en la grabación). Me recordó a ese chin, chin, chin swingueante que con el platillo de la batería se puede escuchar en muchos temas de jazz.
El uso de un contrabajo, en lugar del bajo eléctrico, le da una resonancia especial. La guitarra acústica tiene un sonido inmejorable, este músico también tocaba el fidle -violín- y el whistle -flauta-, y en todas las ejecuciones ha contribuido a darle nuevos colores, nuevos paisajes emocionales. Tal vez el tema Sunset Hymn (letra) es el que más me gustó, y tengo una sensación, habiéndolo disfrutado en directo, de haberme asido a un pedacito de vida:
Otras veces apetecía salir a bailar:
Pero se puede escuchar por el placer de esuchar... No hace falta ser musicólogo para ver en este folk raíces comunes con el llamado Country and western, y con el country en general de los Estados Unidos de Norteamérica, por no citar otras obviedades.
En la web de Emily pueden escucharse algunos temas.
A veces, mirando atrás, pienso que siempre nos estamos perdiendo en la superficie de la aparente novedad, y por ello, por mi sinceridad con mis propios sentires, por un sentido autocrítico, inconformista, también, siempre he ido hacia atrás, hacia las raíces, sin saber realmente por qué lo hacía. Luego, al regresar, puedo apreciar la verdadera novedad, no la que interesadamente nos tratan de hacer desde afuera. "Están en su derecho", pero si quieres ver más, tienes que indagar dentro de ti, dentro, en suma, de los demás. Demases como la Mor Karbasi, o la Emily Smith.
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