
Me extrañó esta novedosa sensibilidad para con el Presupuesto, Times Are Changing. Desde luego, las posibilidades de llegar a ese conocimiento son múltiples, pero sólo proponer que se haga algo para que los niños la conozcan, ya suponía un peso insoportable para la economía; si al menos fuera en pos de la economía mental de los chiquitines, a los que habría que aligerarles las cabecitas, pero, aligerarlas ¿de qué?...
Veo ahora que un libro de George Steiner ha levantado una enorme polvareda porque se pregunta, entre otras, sobre el orgasmo de un sordomudo, sobre sus sonidos en el acto sexual…, y de súbito aparece un vivo interés en este colectivo.
¿No será que sólo nos interesa el otro por el morbo?, ¿o como cuando ese otro nos pone bombas? Bueno, esto no deja de tener morbo, también.
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